Los apóstoles, ante Jesús transfigurado junto a Moisés y Elías, podían haber echado mano de prejuicios y conceptos habituales una y mil veces repetidos, tanto que hasta nos los creemos.
La medicina de Jesucristo para el estrés no es unas vacaciones en la playa para volver a empezar. Sino un cambio profundo de actitud. Se llama confianza.