32 domingo del Tiempo Ordinario, A
12 de noviembre de 2017
Sabiduría 6:12-16 | Salmo 63: 2, 3-4, 5-6, 7-8 | 1 Tes 4:12-14 | Mt 25: 1-3
Comenzamos este domingo con un juego. ¿Se anima? Por favor, vaya cumpliendo cada paso sin mirar al siguiente:
Paso 1) Me gustaría que lea la lectura del evangelio de este domingo. Una o dos veces. Despacio, con cuidado, para fijarse en los detalles. Si no lo ha hecho, interrumpa aquí la lectura de este comentario y vaya a la Biblia. Jesús le espera allá con una parábola. Gracias.
Paso 2) Está listo para responder a la pregunta: ¿Qué asunto es el que más destaca usted en este texto?
Paso 3) ¿Qué otros asuntos son evidentes?
Paso 4) Puede enviarme sus respuestas a palabra@americamedia.org.
He realizado este juego muchas veces en mis años de ministerio como predicador de retiros espirituales y de profesor de Sagrada Escritura. Tantas veces ha sucedido que las personas participantes ni siquiera se plantearon que la parábola hablaba de una boda. No es que no lo diga, o que desconozcamos el ritual de una boda hebrea del siglo I; simplemente se trata de no darse cuenta del ambiente global en el que se desarrolla el evangelio.
No prestar atención a estos detalles no es ni bueno ni malo. Sucede que crecemos en culturas que son ya cristianas y tienen la sabiduría del Evangelio como su fuente de inspiración. Por eso generalmente se da menos importancia al contexto sociocultural en el que Jesús vivió y nos concentramos en el valor universal de su enseñanza, útil en todo tiempo y lugar.
Por otro lado, también puede resultar muy iluminador conocer el mundo en el que Jesús vivió y predicó. Las parábolas son ejemplificaciones cuales adaptan el mensaje a una realidad concreta, de este modo todos podían entender la enseñanza que se quería transmitir. Al entender el ejemplo, podemos aplicarlo a las situaciones de la vida concreta, manteniendo la fidelidad al espíritu de Jesús. Durante años trabajé con el gran profesor y divulgador Padre Hernán Pereda, autor (junto a Hermana María Verónica Couget) de un magnífico libro titulado “El nazareno. Contexto del texto para una reflectora del Evangelio”. Con este material precisamente intentamos realizar este proceso de actualización del mensaje de Jesús: aprender el pasado para iluminar el presente.
Volvamos al evangelio de hoy. Solemos escuchar que las personas preparadas tendrán su premio y las que no lo están, se quedarán fuera. “Estén preparados, porque no saben ni el día ni la hora” (Mt 25:13). Es la enseñanza final y la más importante. Pero la experiencia me ha mostrado que la gran pregunta que todos nos hacemos es: ¿y cómo se consigue uno estar preparado? Parece que los sermones ayudan a conocer la obligación, pero no la manera de alcanzarla.
Las protagonistas de la parábola son mujeres en espera del novio, un hecho que hace aún más intenso el mensaje. Desde que comenzamos nuestras primeras relaciones sociales, es una idea que está en nuestro inconsciente. Porque casarse es lo normal, lo habitual, lo lógico. El matrimonio forma parte de todas las culturas. Es más que unirse para tener hijos. Y así lo ha considerado cada civilización desde el principio de los tiempos. Mientras maduramos, también nosotros nos vamos preparando para el matrimonio.
Si es así, resulta raro que la mitad de las doncellas no tuvieran todo listo. Todas estaban esperando, todas tenían la lámpara, todas cumplían los requisitos fundamentales… pero la mitad de ellas no tenían aceite de repuesto para la lámpara. Cuando lo necesitaron, no sabían que hacer. Y, como era noche, no se encontraba quien pudiera solucionarles el problema. Desde luego se presentan bastante menos preparadas de lo que cabía esperar, o preparadas superficialmente, o solo para algunos casos…
Quizás se les había enseñado a obedecer, pero no a pensar. En realidad no se les ocurrió planificar la reserva de aceite, porque ni se habían ocurrido que la demora podía prolongarse. Ni sabían cómo solucionar el problema, si no era pidiendo a las otras que les den de su reserva (¿solucionar parcialmente mi problema aunque sea provocando un problema a los demás?). Las provisoras, sin embargo, dieron una solución realista. Ellas no estaban preparadas porque sabían más; lo estaban porque buscaron la lista de necesidades en el amor. Ojalá ellas enseñen a las otras el verdadero modo de actuar correctamente para estar preparadas para la vida real.
Si tiene algo que decir, cuéntemelo en palabra@americamedia.org, en Twitter @juanluiscv.
Oración
Señor, este mundo debería ser un paraíso, como tú lo pensaste. Ayúdame a vivir en la justicia, la esperanza y el amor aquí, mientras aprendo a construir el Reino en este mundo y mientras llega mi momento de alcanzar la vida eterna. Amén.